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Vitaminas para Potros: Claves para un Crecimiento Saludable y Fuerte

 Hay potros que crecen como pasto después de la lluvia: rápido, fuerte, con vida en cada pelo. Otros, en cambio, se van quedando atrás, como si algo les faltara y sí, a veces les falta justo eso que no se ve: las vitaminas.


Porque, seamos sinceros, criar un potro no es solo ponerle pasto y desearle suerte. No, señor. Criar un potro es como preparar un atleta desde la cuna. Y para eso, hay que saber qué darle

vitaminas para potros claves para un crecimiento saludable y fuerte


suplemento para potros ¿Y por qué importan tanto en los potrillos?

Los potros, al igual que los niños, están en plena etapa de construcción. Cada hueso, cada músculo, cada hebra de crin se está formando. Y en ese proceso, las vitaminas son como los obreros silenciosos: no se ven, pero sin ellos el edificio se tambalea.


Ayudan a formar huesos que aguanten carreras y tropiezos.


Refuerzan el sistema inmune, porque los potrillos no nacen con una armadura.


Dan energía esa que los hace correr como locos bajo el sol.


Mejoran la digestión, porque un estómago feliz es medio caballo feliz.


En resumen: sin vitaminas, el potro no florece se marchita antes de tiempo.


Las vitaminas que no pueden faltar (ni por un segundo)

Vitamina A: la guardiana de la vista y la piel

La vitamina A es como esa madre que está en todo. Protege los ojos, mantiene la piel sana y refuerza las defensas. Sin ella, el potro se apaga, como una lámpara con poca luz.


🟠 ¿Dónde está? En pastos frescos, zanahorias, alfalfa  y sí, también en suplementos.


Vitamina D: el arquitecto de los huesos

¿Quieres un potrillo con patas firmes como columnas romanas? Entonces no le puede faltar la vitamina D. Es la encargada de absorber el calcio y el fósforo, los ladrillos del esqueleto.


☀️ ¿Dónde se consigue? Con sol. Pero si el potro pasa mucho tiempo estabulado mejor darle una ayudita extra.


Vitamina E: músculo, potencia y corazón

La vitamina E es como ese entrenador que fortalece desde adentro. Ayuda a desarrollar músculos fuertes, mejora el corazón y da resistencia. Y encima, protege las células. Un verdadero escudo invisible.


🌿 ¿Dónde se encuentra? En aceites vegetales, pasto fresco y suplementos.


Complejo B: energía, nervios y alegría

Las vitaminas del grupo B hacen de todo un poco: ayudan a que el potro esté activo, alerta y con buen ánimo. También cuidan el sistema nervioso, la digestión y hasta el crecimiento del casco.


🍞 ¿Dónde se hallan? En cereales, levadura de cerveza, alimentos balanceados y en un buen mimo.


¿Cuándo dar suplementos? ¿Y cuándo no?

No todos los potrillos necesitan la misma receta. Pero hay momentos donde las vitaminas son tan necesarias como el agua:


Potros huérfanos o criados con leche artificial.


Épocas de mucho estrés: destete, viajes, cambios de clima.


Si está flaquito, triste, sin energía.


Cuando los pastos están secos o pobres.


O después de una enfermedad que le dejó el tanque en reserva.


💡 Pero cuidado: no se trata de dar vitaminas “por si acaso”. ¡Consulta siempre con el veterinario! Porque un exceso puede ser tan peligroso como una carencia.


Cómo dárselas sin dramas (ni peleas)

Las vitaminas vienen en varias presentaciones: en polvo, líquido, pasta o pellets. La clave es darlas con algo rico: un poco de puré de avena, melaza o balanceado, y listo. El potro ni se entera pero su cuerpo sí.


🐴 Tip criollo: mejor dar poca cantidad bien absorbida, que mucho sin sentido.


Errores que mejor evitar

Dar suplementos sin saber si realmente los necesita.


Creer que “más es mejor”.


Olvidar revisar la dieta completa.


No ofrecer agua suficiente.


O confiarse sin consultar al profesional.


Final del camino (pero comienzo de la vida)

Criar un potro fuerte, sano y feliz es más que una cuestión de suerte. Es compromiso, observación y mucho corazón. Las vitaminas, aunque pequeñas, tienen el poder de cambiar la historia. Son como esos héroes que nadie aplaude, pero que hacen posible la hazaña.


Así que, si quieres que tu potrillo crezca con fuerza, brillo y alma de campeón dale lo que necesita. Y no sólo comida: también atención, cariño y un poco de intuición.


Porque, al final, no hay mejor medicina que el cuidado diario.