El lanzamiento de los Vision Pro de Apple el 2 de febrero generó un revuelo inicial, pero la emoción se ve empañada por devoluciones rápidas. A solo 14 días de la compra, algunos usuarios ya experimentan incomodidades que van desde dolores de cabeza hasta fatiga visual.
Entre las críticas, la comodidad encabeza la lista. Los auriculares han sido señalados en redes sociales como causantes de dolores de cabeza y mareos. El peso del dispositivo y su carga frontal también han sido motivo de queja. Incluso el gerente de producto de The Verge, al usar el dispositivo, sufrió la rotura de un vaso sanguíneo en el ojo.
Uno de los usuarios, Orlando, compartió su experiencia: "A pesar de ser tan mágico como esperaba, era demasiado incómodo de usar, incluso por períodos cortos. Quería usarlo, pero tenía miedo de ponérmelo". La alta inversión y las dificultades de adaptación llevaron a muchos a devolverlo.
Sin embargo, esta problemática no sorprende. La diversidad del cuerpo humano complica la producción masiva de dispositivos portátiles. Los problemas de comodidad afectan de manera desproporcionada a las personas, y con Vision Pro, factores como el puente nasal bajo pueden afectar la experiencia.
Otras críticas apuntan a la falta de productividad en relación con el alto precio. Algunos usuarios consideran que no justifica conservar el dispositivo si no cumple con sus necesidades laborales o de entretenimiento.
La compatibilidad también es cuestionada. La experiencia de codificación y la dificultad para realizar múltiples tareas son desafíos señalados por los usuarios. La falta de aplicaciones y la comodidad también se mencionan como problemas fundamentales.
A pesar de las devoluciones y las críticas, queda por ver cómo esto afectará al Vision Pro en el futuro. Algunos usuarios expresan interés en probar una versión de segunda generación, mientras que otros creen que el problema no es la tecnología en sí, sino la falta de aplicaciones y comodidad. La tasa real de devoluciones y las expectativas internas de Apple aún están por determinarse. ¿Será este el precio de la innovación o una llamada de atención para perfeccionar la experiencia del usuario?